La costa desértica peruana: una larguísima línea sobre el Pacífico que se extiende de Norte a Sur por aproximadamente 2,400 Km, ritmada por un sistema regular de oasis transversales. Toda traza de la presencia humana es absorbida por esta naturaleza extrema. Incluso las ruinas precolombinas, que frecuentemente se encuentran en los márgenes de estos oasis, aparecen como trazas abstractas de una naturaleza geometrizada. La condición geográfica del Perú entero es tal que se pueden replicar, ya sea en gran o en pequeña escala, condiciones de asentamiento análogas. De hecho cada una de las partes se distingue claramente del paisaje al que se contrapone, sea a la inmensa extensión del océano, al arduo altiplano andino o a la selva impenetrable. En el desierto, todos los asentamientos humanos, ciudades o edificios, se configuran siempre como islas estratégicas confinadas entre dos fragmentos de desierto. En esta condición radical se inserta el trabajo que Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse desarrollan desde el fin de los años 90 hasta el día de hoy. Diez casas, proyectadas y construidas sobre la costa pacífica, expresan claramente las extraordinarias potencialidades arquitectónicas que ofrece este contexto.